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H. Zynisch y los papeles del timonel

En la ciudad del pecado

En la ciudad del pecado Hace aproximadamente un año encontré por casualidad en Internet la referencia a una película que se estaba rodando: Sin City. No me lo podía creer. Otra nueva felonía que la gente de Hollywood iba a cometer con el legado artístico del siglo XX. Todo por dinero, por falta de ideas, por estupidez suprema. Y por si aún hay alguien que todavía no lo sabe, Sin City es una obra cumbre en la serie negra americana del pasado siglo. Increíble, pero cierto. El hecho de que esté escrita en los años 90 y de que sea una novela gráfica, no le quita ningún valor. Frank Miller era ya el mejor coreógrafo de las historias de acción en cómic, pero con esta obra creó una nueva estética, fuerte, brutal y con una marcada personalidad. Con el tiempo, Miller ha acabado convirtiendo Basin City en un lugar turístico, un sitio donde repetir clichés y hacer caja para llenar los bolsillos, pero el peso de su legado es incalculable.

En aquel momento, hace un año, no pude resistirme a ver un video de la producción. Resultó que el director era Robert Rodríguez y contaba con la colaboración de Tarantino y del propio Frank Miller. Algunos protagonistas eran Bruce Willis y Mickey Rourke, pero corría el rumor de que un montón de actores famosos estaban dispuestos a colaborar. Todo era muy extraño. Sentí una sensación agridulce, de esperanza y miedo al mismo tiempo. El cóctel era tan explosivo que el resultado se antojaba impredecible. Lo único que se podía adivinar en aquel vídeo era que la película iba a recrear el cómic practicamente viñeta a viñeta, mediante un surtido variado de efectos especiales.

Hace unas horas he visto el trailer de la película. Se ha estrenado hace cuatro días en E.E.U.U. Sigo sin saber qué decir, pero es impactante. No hay una sola imágen que no esté sacada del cómic original. De los originales, perdón. Por lo que he podido ver, recrea las historias de Sin City, Sin City: The Big Fat Kill (o III), Sin City: That Yellow Bastard (o IV) y algunas de las primeras historias cortas que Miller escribió en este universo sin grises. Esta vez he picado, voy a ir a verla, pagaré los euros que sea necesario para ver como cobra vida aquella viñeta en blanco y negro de una pareja besándose en un balcón. Él era un asesino, y ella, su víctima. Pagaré para ver como Kevin, el silencioso Kevin, refleja la noche nevada en sus gafas, las mismas que vieron caer el anillo en el monte del Destino (Elijah Wood, alias Frodo).

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