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H. Zynisch y los papeles del timonel

Uno

Uno Hoy es uno de tantos.

Es un muro, o una prisión, o una puerta, o unas vacaciones con vuelo transcontinental. Vean las palmeras y sueñen un presente distinto en una playa perdida y desierta. Algunos dirán que perdidos ya están, y también solos. Únicamente quedan por conseguir las palmeras y la playa, pero todo junto, porque es fácil encontrar unas palmeras en mitad de la ciudad -- al menos en la mía proliferan en los jardínes, como un exótico síntoma de divismo -- y la playa... bueno, tampoco es difícil si viven en la costa. El quid es encontrar esas palmeras en esa playa, eso sí que es un reto. Uno de tantos sueños para un niño que crece junto a un muro . Uno de tantos días viviendo y muriendo en Palestina.

Pero yo no vivo allí y nunca lo he hecho. Sencillamente imagino mis días ficticios en aquel desierto con sabor a piedra quemada a través de las noticias, las fotos, las columnas de opinión de gente que tampoco ha tocado el muro. Porque yo ya estoy de vuelta en mi casa, y aquí todo es fácil y cómodo. Bajo al centro de la ciudad y veo palmeras en los jardínes y playas con quinceañeras en top-less. O me siento ante el monitor TFT y sueño estas palmeras inmóviles y perfectas abanicándose con la brisa de la playa cristalina. Porque aquí los muros no llevan la amable advertencia de alambre que dice: "esto es una prisión". Así que todo es sencillo. Es sentarse y ver playas. O coger el coche 7 minutos y tumbarse en una toalla sobre la arena. Un mundo simple en que todos los días se parecen demasiado.

Hoy es uno de esos días. Uno de tantos. Me siento tentado a decir que soy un prisionero de mi propia vida, hasta que veo el muro con su playa pintada y despierto. En mi casa hace una temperatura agradable, escucho música, leo libros y me tumbo en el sofá a digerir la comida mirando al techo vacío. Sólo soy un inconformista. Sólo soy un privilegiado.

Uno de tantos.

[Foto: Banksy]

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