A las puertas del cielo
A las puertas del cielo me quedé llamando hace unos días, pero no se abrieron, ni se vinieron abajo para dejarnos pasar a los que allí fuera protestábamos. Dentro, Lou Reed, hablando, supongo, con su voz de terciopelo manchado de heroína. Y no sólo él, también Laurie Anderson y el perro de ambos. A las puertas del cielo me quedé llamando porque cuando el cielo es gratis todos quieren entrar, aunque sólo sea para dormitar entre las nubes y después contar a los amigos que el cielo no es tan especial, que el cielo puede esperar. Para mí, por desgracia, sí que tendrá que esperar.
1 comentario
srpause -
Y ni siquiera nos tiraron botellas vacías de Estrella Galicia. Noites de Crápulas. apertas